Un viaje al corazón del Mezcal
Hay viajes que te cambian la vida. El nuestro, a las tierras ardientes y místicas de Santa Catarina Minas, en Oaxaca, fue uno de ellos. No íbamos en busca de un producto, sino de una esencia. Y la encontramos en las manos callosas y la sonrisa humilde del maestro mezcalero Don Luis Arellanes, un hombre cuyo arte silencioso es un secreto a voces entre los conocedores más exigentes del mundo.
En una era de producción en masa, conocer a Don Luis es viajar en el tiempo. Es recordar que lo verdaderamente valioso se hace con las manos, con paciencia y con un amor profundo por la tradición.
Como cuando Carlos Castaneda conoció a Don Juan, en este viaje nos sumergimos en las enseñanzas de Don Luis, una forma antigua de conocimiento.
El legado de los Arellanes: Tradición que late en el presente
La historia de Don Luis es la de un destino que llama. Dejó Puebla para regresar a sus raíces y ayudar a su tío Rufino, uno de los productores más longevos de la región. No lo hizo por negocio; lo hizo por legado. Juntos, son los guardianes de un método ancestral que muchos han abandonado por su arduo trabajo pero que ellos defienden con orgullo porque saben que es el alma misma del mezcal auténtico.
El arte que nace de las manos, no de las máquinas
Cada gota del mezcal de Los Arellanes es un poema escrito en humo, tierra y madera. Un proceso donde la tecnología cede el paso a la sabiduría ancestral:
Cocción: El maguey se cuece lentamente en un hoyo de tierra, bajo la atenta mirada de Don Luis, quien vela el fuego durante las largas y frías noches oaxaqueñas. No hay termómetros digitales, solo experiencia e intuición.
Molienda: La fuerza del hombre tritura las piñas, liberando los azúcares con un método completamente manual que preserva el carácter único de cada planta.
Fermentación y Destilación: El mosto fermenta de manera natural en tinas de madera y se destila en ollas de barro, materiales vivos que imparten una complejidad y suavidad inalcanzables en alambiques.
Don Luis y el Jabalí: Una historia de maestría
Si hay una prueba de la maestría de Don Luis, es su dominio sobre el temperamental Jabalí. Esta variedad de agave es evitada por muchos productores por su indomable forma de espumar y complicar la destilación. Pero para Don Luis, no es un problema, es un reto artesanal. Su habilidad para domar al Jabalí es una de las medallas más preciadas de la familia, una muestra de que son expertos en su arte, conocedores profundos de los caprichos y regalos de la naturaleza.
Un secreto mundial que merece ser contado
Aquí reside la paradoja más hermosa: sus elixires son comprados por las marcas internacionales más exclusivas y han ganado premios en competencias mundiales. Son elogiados en barras de Tokio, Nueva York y París. Sin embargo, Don Luis y su tío permanecen en el anonimato de su humilde palenque, preservando la tradición sin buscar los reflectores.
Este mes, queremos romper ese anonimato. Queremos honrarlo. Queremos que tú, que valoras lo auténtico, conozcas la historia detrás de la botella.
Lleva a tu casa una parte de esta historia
Adquirir un mezcal de Los Arellanes no es solo comprar una bebida espirituosa. Es:
Adquirir una obra de arte líquida.
Preservar una tradición ancestral que podría desaparecer.
Apoyar directamente el trabajo de un artesano y su familia, asegurando que su legado continúe.
Beber la historia, la paciencia y el alma de Oaxaca.
Es tener en la copa el humo de la noche que Don Luis veló, el sudor de la molienda manual y el genio de un maestro que conversa con los agaves.
Descubre el sabor de lo auténtico. Descubre el alma de Minas, Oaxaca. Descubre el mezcal de Los Arellanes.
¡Brinda por lo verdadero, brinda por la tradición!
Si quieres conocer mas de Don Luis te recomendamos el Documental “Pobre Mezcal”
https://www.youtube.com/watch?v=as_RYnGDqgM
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